sábado, 6 de junio de 2020

DEJA QUE SE VUELE



   Y deja que se vuele...

    Sopla que te sopla, me deshaces entre tus manos. Y tiende a darse en los mejores días, en esos que parecen imbatibles. Cuanto poder tiene la ignorancia, amigo del olvido de aquello de lo que una vez nos reíamos tanto y compartimos. Ecos que se desdibujan ante una brisa más suave que el soplido con el que ahora me desarma trocito a trocito.

   Me tienes frágil, inacabado y con un par más de tus suspiros: roto. Entre tus manos, observándome fijamente. Me gustaba que lo hicieras, nunca fue de otra manera. Pero no como hoy, al otro lado de un vidrio extraño, retorciéndome con cada halo de tus labios.

   Y deja que se vuele, todo aquello a lo que jugamos juntos. Se pintan y se desgarran sonidos de todas partes que no entendemos : ahora me hablas pero no alcanzo a oírte. Ahora te hablo y ni yo me entiendo. Mudo yo, muda tú. Completos desconocidos que se hablan y no se reconocen . Sonidos garabateando por nuestras bocas. Eso es: simplemente sonidos. Y ninguno de los dos se para verdaderamente a escuchar llenando esta conversación de un ruido ensordecedor.

   Tan raro es ahora que entiendo porque soplas con fuerza hasta el último atisbo de lo que fuimos.

   Y ahora, deja que se vuele.

No hay comentarios:

Publicar un comentario