jueves, 31 de diciembre de 2015

DE LOS BESOS QUE TE DEBO



   De los besos que te debo, el primero.

   De las luces de Madrid que se proyectan desde un cuarto piso, desdibujadas, a través de tu ventana. Protegidos del frío, del ruido de la ciudad. Ha sido la mejor noche para huir de ellos.

   De tu perfume que se hace okupa en mis manos y permanecerá en ellas tiempo, para cada vez que acuda a ti cuando no estés. Buscándote en esencia sobre ellas, con tu olor en mi ropa y en las manos.

   De ese primer contacto de mis labios con tu piel. Desde la punta de tus dedos oteando hacia arriba y subiendo poco a poco, con paciencia, atendiendo a cada detalle y movimiento que nace de tus tobillos a tus piernas...y a través de ellas.

   De cada pequeño rincón besado. De un sutil giro para no olvidar resquicio alguno en la escalada hacia tu espalda, en los espacios olvidados a menudo en ella. 

   De cada esquiva que hago en el lienzo dibujado entre tatuajes. Un camino improvisado entre caricias y besos a la par. Con tu respiración haciéndose intensa a cada segundo que corre.

   De los hombros sobre los que cargamos el peso de nuestra vida, con mis labios beso a beso en ellos mientras mis manos vuelven loco tu ombligo. No sabes lo que te pierde más hasta que suben haciendo surcos hasta tu pecho.

   De las puntas teñidas de tu pelo que me hacen cosquillas en la cara y sin mediar palabra alguna.

   De tu cuello violado por mis besos hasta llegar a tus labios.

   Del primer beso de tres que te debo que ahora se congela en el vaho de la ventana.

   De tus labios rojos que permanecerán inmortales en esta fría noche.

lunes, 28 de diciembre de 2015

HADA MÁGICA




     Año dos mil quince.

    Lo escribo con letra para intentar darle más valor del que tiene realmente para mí. Y la foto no es la mejor, ni mucho menos. Nada más que una excusa intentando justificar la mediocridad de las fotos de este año. Sí, ése es mi balance: mediocridad fotográfica.

   Las hadas son caprichosas según ciertos escritos. Relacionadas con la naturaleza a veces son representadas como inocentes y otras tantas como perversas. Pocas veces con un carácter maligno como tal, con capacidad de hacer daño a propósito, no...es más bien un comportamiento travieso. Así ha sido este año: caprichoso...temperamental. Le saludaré gustosamente con la mano mientras se marcha con la última campanada. Espero no atragantarme...

   Pero no me centraré sólo en lo negativo. Las pérdidas han traído muchas cosas buenas y se ha aprendido en lo único que ahora mismo me llena: la fotografía. Cierto es que no ha sido un año muy fotero debido a la gran cantidad de "peros" que se han dado en el camino, pero sería injusto no recalcar la cantidad de caras nuevas delante y detrás de la cámara. Los amigos y las experiencias vividas que no fueron pocas. Y una cuesta arriba impresionante hacia el final del año. Hemos llegado, echando por la boca lo poco que quedaba del corazón, sin aliento...Pero hemos llegado.

   Ser autocrítico no es plato de buen justo, a veces...bueno, al menos para mí. En este momento, eché la vista atrás a todas las fotos que creía que tenían "algo" que mostrar, que eran importantes para mí y no pude sino mostrar una mueca de las mismas. Sólo salvé unas pocas. Dicen que eso es parte del "crecimiento como fotógrafo". Ver que muchas de las fotos que hiciste en algún momento no te gustan o que las harías de otro modo pasado tiempo pero a estas alturas no estoy tan seguro...¿Hacerlas de otro modo, dices? Si no siento que haya aprendido mucho en todo ese tiempo, ¿cómo las voy a hacer considerablemente diferentes las unas de las otras? ...Realmente me siento disconforme con lo que hecho. Con lo que hago. Es una tortura, ¿lo sabes, no? Supongo que sí...que a ti también te pasa. Es una mierda. A big...big mierda...

   Hemos preparado ya las armas para el dos mil dieciséis. Esta vez no habrá deseos y propósitos de Año Nuevo quemados en un papel. No.

   Que los hados jueguen con la suerte. Caprichosos son.