martes, 30 de junio de 2015

UNA ALUCHE PERDIDA


  
  
  Hoy perdí una foto. Bueno, no sólo una. Tres en total.
 
  La primera fue una de esos atardeceres en los que el naranja y el rosa se acuestan juntos. De copiloto en un coche de camino a...bueno, de camino a algún lado. En el tiempo entre esos tres colores de un semáforo hasta que se decida darnos preferencia, miro el retrovisor derecho. Una imagen reconocida, una foto desgastada por el gran número de imágenes prácticamente idénticas que hemos visto en galerías y la red internauta, pero de esas instantáneas que valía la pena captar, no obstante. Eso la hacia diferente: el sol amarillo jugando al escondite con un edificio, cerca de una de sus esquinas. Como si estuviera esperando a que pusieramos nuestros ojos en él para esconderse. Si apartabamos la vista volvía a moverse,  ocultándose de nosotros tras el edificio cada vez que le mirábamos.  La tesitura detrás de si era ese naranja fusionándose con locura con el rosa. Un cielo bonito...¡más que eso! Y todo en un paisaje urbano. Esos paisajes que, en lo personal, relego a un segundo plano siempre que puedo elegir entre una montaña, un bosque o el mar. Aún así, los coches que desde el suelo se fugaban hacia ese juego que tenían el edificio y el sol, no hacian sino contribuir a una escena llena de un "algo".
  
  La segunda fue la luna.  Pasadas una hora de la primera foto perdida y tras todo el día, las nubes también querían acabar el día. La noche ya estaba casi impuesta, pero La Peseta se ha convertido en un barrio especial. Como ya dije, en un ambiente urbano ha sabido regalar buenos atardeceres y aún quedarán los anocheceres no retratados. Las luces de los coches  y las farolas compitiendo con la señora luna. No necesito argumentos para defenderla. Recordé la foto que apenas 24 horas una amiga me había mostrado de la luna, fotografiada con su objetivo nuevo. Y da mono: más cuando coquetea en el cielo con las nubes desapareciendo y asomándose, desapareciendo y asomándose, desaparecien...en fin, tú ya me entiendes.
Pero me  distrajo otra cosa: la eterna Aluche.

   Eras una estación desconocida hace un par de años y aborrecía tu existencia. Sí, así era. Te odiaba a muerte. Y albergando el Cercanías Madrid - Renfe, con lo mal que me llevo con él...¿Pero ya he sido demasiado egoísta durante los últimos meses, no? No fue todo así: hemos vivido frío y calor sofocante. Unas risas y unos no pocos cigarros. Enojo por la hora y rabia al ver pasar el último autobús que nos llevaba a casa. Y como consecuencia a veces, carreras contrasemáforos para alcanzarle dos paradas más adelante. Nos hemos calado de agua ahogados por las gotas de lluvia mientras cabezones, intentabamos conseguir una foto de una farola entre árboles mojados. Las noches en la fuente iluminada en verano y algún que otro "book" improvisado. Hemos compartido lecturas junto a ese hombre que es fiel a la estacion, inamovible al paso del tiempo y de la gente. Cabezazos a una mampara de cristal. En esa estación nos enamoramos y a la vez fuimos perdiendo la ilusión. También se han compartido lágrimas y se ha sido testigo, así como vivido, la pérdida de amigos y la alianza con otros. Y no sólo eso, muchas más cosas, supongo...Sería egoísta, muy egoísta  por mi parte a decir verdad, no reconocértelas. Y hoy, sin ir más lejos, volver a perder el bus.

   Elegí que así fuera por hacer una foto más. Un disparo que no va a ninguna parte y que fue sinónimo de la vagancia: disparando sin moverme del sitio. Aunque tenía su porqué: un metro que estaba por llegar para completar la toma no hizo sino rogarse minutos suficientes como para perder la magia de la foto y como no, el autobús, y esto pasa muchas veces , ligada a la propia incompetencia. Si hago un balance de ti, Aluche,  me has dado más pérdidas que alegrías. Gracias por ello. De verdad, es un gracias sincero.

   Ahora toca andar. El autobús ya se fue hace rato y ni la carrera más grande me hará cogerlo. ¿Y la noche hasta mi destino? Demasiado calurosa...agobia. Miro arriba buscando un alivio en el aire. La luna. Sigue intimando con las nubes.

   "La noche todavía no esté quizás totalmente perdida"

  Camino rápido intentando que no se cansen de jugar. Necesito el teleobjetivo de mi cámara y no está sino guardado en casa. Cuando apenas me quedan un par de calles para llegar, las nubes empiezan a disiparse y comprendo que esta noche, también se ha perdido.

  Tres pérdidas totales en el día de hoy. Y tú, Aluche, ya no estarás entre ellas nunca más.
 
 Aún así: gracias por todo.

jueves, 25 de junio de 2015

PÚSOME MORADO


   El calor parece haberse instalado en Madrid, por fin. Gala de ello lo hacen esas buenas noches frescas y los paseos a toda leche. Pendientes están las fotos nocturnas que a modo de experimento y robando su paciencia, ando haciendo. Algunos lugares me los conozco, otros no tanto. Aunque estas fotos sin sol siguen en pañales. No creo que salgan a la luz para la impaciente de turno.

   Ahora no es tanto así. Míralas. No es de noche y ellas, son las últimas que quedan de una bolsa llena de chucherías. Una tan llena que da corte ponerla en la báscula y oir "cantar" a la dependienta el precio ante la atónita mirada de los que están detrás tuyo esperando su turno. Una bolsa que ningún adulto se atrevería a comprar a su hijo. Las horas de la comida trabajando en la tienda y tan cercanas a julio empiezan a hacerse cuesta arriba. ¿Qué es lo que tengo? Moras.

   La mora roja, la mora negra y la mora...¿azul? Ésa es una impostora, pero como todo en la vida, su sabor  es prohibitivo, dejando a sus otras dos compañeras marchitándose a su lado. Las coloco en el metacrilato y enciendo la cámara. Estas versiones dulzonas son polidrupas y  tienen más de 700...hmmmm, ¿puntitos? ¿Bolitas pequeñas? Sí, no soy científico en mis horas libres ni matemático: las conté "one by one"....¿Y tú, qué me dices? ¿Acaso nunca te las has metido en la boca ,"desnudándolas", para volver a sacarlas tras un rato de rechupeteo y decir a un amigo: "¡Mira!"?  Que esa persona nos sonría reconociendo nuestro esfuerzo es un refuerzo positivo a nuestra persona. Lo hemos hecho todos de pequeños y no tan pequeños, y si no es así,  es algo  que deberías hacer ahora mismo.

   Si estás tan aburrido como yo, ve a una tienda de golosinas. Sin miedo. Pide unas pocas de estas moras y haz lo que te digo. A veces, somos esclavos de las mismas acciones y experiencias a pesar de estar tan lejos el uno del otro. Por esa magia es por lo que el ser humano empatiza con otro.

   ¿Sobre que les pasó a las moras, dices? Me las comí, la primera de todas ya deberías saber cual.

domingo, 21 de junio de 2015

LUDOPATÍA


   Debería estar durmiendo. Pero si duermo, sueño. Y si sueño...en fin...

   De sueños, ahora rotos, me alimenté durante apenas unos meses. El refugio lo tenía entre esos cuatro botones. Pero la vida es más difícil que eso. No bastará con pulsar el círculo o equis en el momento justo  ni hacer media luna con el Pad hacia adelante + Cuadrado. Tampoco me pondré a describirte la lista de todos los movimientos de los no pocos personajes de Tekken que me sé, porque sería ahí cuando posiblemente, me acabaría durmiendo de nuevo.

   Nunca fuí partidario de los "trucos". Pero estos  atajos tampoco los vi mal, estaban ahí y si hacían la experiencia de juego más divertida, ¿por qué no utilizarlos? Porque seamos sinceros: ¿en eso consiste la vida, no? En cuanto más nos divertimos, vivimos, follamos y ganamos, más triunfadores nos sentimos. ¡Ah, y aparentamos, claro! Aparentar es muy importante. Luego como en el videojuego mismo, admitir la verdad es otra historia:

   "Yo no hice trampas" "Sólo es un truco sin importancia" "Soy mejor que tú jugando a esto"

   Y sí: eres mejor que yo jugando a esto. Siempre lo fuiste, de eso no hay duda. Saliste ganando y no necesitaste un mando para ello. Mi enhorabuena. Perder nunca me gustó, pero siempre he sabido admitir  una derrota. Y como todo en esta ardiente ironía, de "bugs" está llena la vida.

   ¿Y que haces cuando un juego te aburre o se te ha rayado? Eso mismo: lo tiras y lo remplazas por otro.

   "Arriba, abajo, izquierda, derecha, A, B, SELECT, START"

   Game Over para ti.

martes, 16 de junio de 2015

NORMAS Y MÁS NORMAS



    Que ya, que ya lo sé...

   Que si la regla de los tercios, que si la composición áurea, que si el espacio negativo, que si la concisión....Paso, ¿sabes? Por hoy paso.

   Paso de esas normas que están ahí para respetarlas. ¡Que no! ¡No me comas la cabeza! También paso de las otras. Sí, ya lo sabes: de ésas que están hechas para saltárselas. Y ya sé que son las mismas. Que si las respetemos, que si las infrinjamos, que si hoy tengo un motivo para acunarlas, que si hoy las doy una patada...

   Mira, te digo la verdad: llueve. Ahora mismo llueve. Y es lo mejor. No está lloviendo mientras escribo esto, no...de eso hace ya unas 5 horas. Pero es ese momento al que me refiero.

   Cierra los ojos y visualízalo conmigo: el aire fresco en la cara y las gotas que caen frías en el suelo dibujando una realidad paralela y distorsionada, deformada por las ondas de los charcos que pisas. Mucha gente se queda resguardada bajo los techos, incrédulas por no saber disfrutarlo.Y a lo lejos ves ese sol que ya está cansado de su jornada. Tu 50 mm no te muestra lo que quieres y has de cambiar a un angular. Por un momento tienes que refugiarte de la lluvia y cambiar los objetivos, a salvo de mojarse. ¡Ya está! ¡Apunta y dispara! ¡Ya está! ¡Pasa de todo y de todos! 

   Una serie de 6 fotografías: rápidas y despreocupadas. El agua sigue cayendo y la cámara se moja. A la mierda con las normas y los consejos que te sobrecalientan las neuronas. No es la foto, es estar ahí mojándote. No necesitas otro motivo para respirar y llenar tus pulmones de un buen chute de humedad. 

   Y te lo digo: oír los "¡plic, plic!" de las gotas, del cielo a tus dedos entrelanzados a tu cámara, mirar a través de ella esa huída del sol y con todo, sentir las  gotas escurrirse entre tus manos. Es de las mejores sensaciones que sentirás ese día.

   Y se escapan de las manos. Pero ya te lo dije: no me importan las reglas. Si eres de esas personas que alguna vez han estado refugiados bajo un paraguas en medio de una torrencial lluvia sólo por oírlas caer o si eres de los que se acercan a las ventanas cuando repiquetean las gotas, entonces sabes de lo que hablo. Pero sobre todo, si más que nada sabes que merece la pena salir ahí y mojarte, poniendo todos tus sentidos en esa "ducha gratuita", entonces sabrás que ese día no importaba la foto y las normas.

   Importabais la lluvia, la cámara, el momento y tú.

sábado, 13 de junio de 2015

ESPERA ENTRE RAYAS



   Nunca he reparado, de verdad que no, en la de mierda que tiene este suelo.

   La hora de espera puede ser muy pesada a veces. Adormezco el culo en la hierba que no se deja ver, aplastándola sin compasión. Así es, que cuando esa chica que me hace andar una larga distancia hacia el metro sale del trabajo, sólo ese matojo verde sabe donde me senté.

   21 rayas que nos dirigen y redirigen. La "alfombra roja" de muchos de nosotros que nos invita a entrar y nos salva al salir. Y es que a veces el edificio ahoga como una prisión y si no, ¿por qué iban a estar esos barrotes ahí?

   Los atardeceres de verano son algo desconocido en este abandonado rincón. Muchos se maravillan a diario ante el esplendor que ofrece pero pocos, muy pocos...¡bah! ¡Nadie! Nadie se para a acostarse con el sol hoy día.

   Y todo por esperarla a ella...sigue siendo la culpable.


jueves, 11 de junio de 2015

¡RAYOS Y TRUENOS!



   Un profesor de lengua y literatura de mi colegio me dijo una vez que una persona culta no era aquella que sabía hablar con palabras extravagantes, propias del nivel más "fino" o aristocrático de la sociedad, haciendo que sonasen de manera rimbombante desconocidas para la mayor parte de los oyentes. Una persona culta era aquella que sabía adaptarse a varios registros del lenguaje sin importar cuales fueran.


   ¿Por qué digo esto? No tengo ni la más mínima idea. Quizás sea porque son las 3:12 de la madrugada y no sé cómo orientar este texto: ¿lo intento hacer ingenioso o me expreso al estilo "Ghetto-Bronx"? Lo último. Y es que a veces "el registro" no pasa por otra cosa que ésta: saber que palabras usar, aunque todas entendibles, acorde a lo que se quiere contar.

   Y no me hagas caso: me duele la cabeza.

   Tardará algo de tiempo hasta que me vaya a dormir o al menos lo intente. Fue un día para olvidar: algún que otro cliente pudo haberse tragado sus fotos de carnet crudas y los niños venían con fuerzas, burros y con berrinches. Para colmo, el dolor de cabeza ha sabido darme su mejor abrazo en la tarde de hoy. Solo no he estado, desde luego. Y aún ahora,  bajo esta lluvia resentida que se estrella contra el suelo rabiosa, no desaparece. Se alivia por momentos tras abrir la ventana y  sentarme sobre la mesa. Enciendo la cámara y me pongo a grabar las gotas suicidas. Con algo de suerte capturaría miprimer rayo. El viento es suave y relaja:eso hace despejar las ideas.

   No es coincidencia que esté despierto. Esta noche casi me hace sentir afortunado. Me recuerda que las ideas también han llovido últimamente a mi cabeza. Todo apuntado en una agenda cochambrosa verde, símbolo de esperanza. Verde y esperanza...no sé de qué. Pero tuve que dejarla ahí, aparcada junto a ese libro al que tanto aprecio tengo. El único que he conseguido leerme entero tras 9 años, casi 10. Y lo dejo todo a un lado junto a una taza y unos lápices de colores. Tendrán que esperar...

   Y para todo hay una primera vez: mi primer rayo capturado. El título de una foto, si es que me da por bautizarla, nunca lo doy por la foto en sí, sino por el escrito que lo acompaña. Hoy es distinto. Os presento: "Mi rayito de caca". Me atrevo a firmarla porque hasta mis engendros lo merecen. Y los quiero como tal.
   Aún queda mucha noche y la tormenta ya se ha calmado. Vuelvo a la mesa donde dejé el libro y las pinturas. Bebo de la taza y la vuelvo a apoyar sobre la mesa. "Mañana te recojo" es lo que la digo mientras voy a dejar el libro en su estantería. Encima de él deposito las pinturas para acordarme de lo que tendré que hacer mañana por la noche. Apago la luz y las dejo intimidar mientras me alejo.

   Enciendo el ordenador, inserto la tarjeta SD y descargo la primer imagen de mi futuro libro: "Obras engendras Volumen I". Mientras el Photoshop se abre para firmarla, el bloc de notas bosteza, preparándose para su función.

   Empiezo a escribir...las 3:31 A.M.