"El carrete nº 4218".
En realidad no he revelado tantas películas, pero ésa es la pegatina que le correspondía. Así que le llamaremos "Número 4218". Y de tantas preguntas que te hacen sobre el revelado químico y etiquetas que te ponen por seguir utilizando esporádicamente una analógica, me seguiré quedando con el carrete frente al digital.
Y dando un salto aparte, no creo que antes hubiera un cuestionario cada vez que un fotógrafo se cruzaba contigo exhibiendo cámara y objetivo pesado. Preguntas acercas de la cámara que usabas y el objetivo con el que tirabas la fotografía. Idiotas, nos hemos vuelto idiotas, eso creo. En una industria donde salen nuevos modelos bajo la coletilla "Mark II, Mark III, Mark IV, Mark V, Mark VI....Mark CONTINUARÁ"...con una velocidad pasmosa, aún más de la que Tony Stark crea nuevas versiones de su armadura Iron Man, y con diferencias muchas veces insignificantes. Le hemos dado demasiado valor a "esa tecnología" que a la fotografía en esencia. Antes, una cámara simplificada en unos pocos mecanismos y un pequeño 50 mm, hacían maravillas. Ahora tenemos que tener objetivos blancos que nos rompan la columna para competir, para ser "fotógrafos profesionales". Menudo título...
¿Con qué cámara hiciste esa foto? ¿Y cuánto te costó el objetivo? ¡Con esa cámara quien no hace buenas fotos! Sí, lo sé...quien no hace buenas fotos con buenas ópticas...ya... En fin, hoy tenía mi caquita de Canon EOS 600D, con ese pisapapeles 18-55 mm f/ 3.5-5.6 ¿Doy pena, verdad? Número 4218 se prestó voluntario para hacerle un retrato, así que le pedí su mejor sonrisa. El resultado ya le habéis visto y perdonad por utilizar el 18-55 mm que todo el mundo critica, al que todo el mundo discrimina por venir de serie con las cámaras réflex de gama baja-media. No es el mejor, lo sé, pero hay que saber sacarle partido a las cosas. Y no, esta foto de Número 4218 no tiene Photoshop alguno. Número 4218 no tiene miedo a las arrugas ni a envejecer. Número 4218 es valiente.
Una cámara, una mierda de objetivo y una foto. Mecanismo puro y duro.
¿Prepotente, yo? Sí, hoy sí.