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Ella se manchó mientras dibujaba algo, ¿tinta, me dijo? Sus dibujos han experimentado un gran crecimiento a pesar de lo hastiada que terminó de otra disciplina. Yo miro mis manos y me sorprendo por una mancha en la palma de la mano izquierda. Tras una quedada fugaz con la que ha sido compañera de batallas y discusiones intelectuales de éstas que cambiarán (algún buen día) el mundo, corrí escaleras mecánicas abajo. Brincando entre escalones para no perder el tren que se aproximaba, me agarraba al pasamanos con fuerza entre salto y salto, ahí tuve que ensuciarme con la cinta negra.
En el metro, camino al trabajo, un hombre entre tantos otros se para en un espacio del vagón. De pie como yo, él porta un carrito con ruedas. En su mano derecha, un instrumento de viento. ¿Flauta, oboe, clarinete, fagot? Ni la mínima idea, aunque me decanto por la primera. Enciende el aparato dentro del carrito y la melodía acorde a notas de piano empieza a sonar. La canción es de sobra conocida y él empieza a soplar mientras los dedos se mueven. La canción duró un par de estaciones. Larga, sin duda, pero fue agradable oírla.
El hombre era uno más, con sus pantalones cortos. El calor del verano entrante también le hacía mella. Pensé en el color azul de su camiseta mientras tocaba, de un tono parecido al de la línea azul de metro de Madrid. El mismo color, sí que es difícil. Los viajeros le iban echando monedas y al terminar la canción alguno se paró a hablar con él.
Para cuando hubo terminado y las puertas del metro se abrieron, todo se volvió a quedar vacío: el traqueteo del tren mientras continuaba el viaje, el rechinar entre vagones, la bolsa de plástico oscilando de un lado a otro en las manos de un anciano, justo delante mío. La melodía del músico se había sustituido por el sonido de un móvil con un free to play y de otro chico que se olvido que bajar el volumen mientras se escucha música con los auriculares puestos, ayuda a evitar que se te revienten los tímpanos. El ding dong ding, próxima parada...
Todo. Absolutamente todo eso se volvió a oír tras haber sido congelado por una flauta y un piano de fondo apenas unos segundos antes. Sobre la canción que interpretó, te dejo a ti pensar en esa melodía que te haya cautivado en alguna ocasión.