Ahí los ves, colgados de una cuerda improvisada. Y es que
como cualquiera de nosotros, ellos también pasan hambre. Cuando ya no
había ruido en casa, bajaron desde su escondite desde el techo hasta la
cocina. Sirena señaló un frasco lleno de algo que parecía comida y
aunque sus otros compañeros hacían esfuerzos por abrir la puerta de la
nevera, todo se quedó en un intento futil y la resignación de volverse
hacia el tarro que Sirena señalaba.
Así, poco a poco, subían el contenido del frasco trocito a trocito, por la
cuerda hacia el techo, libre de los humanos. Cuando ya se podían dar
por satisfechos, dejando el tarro algo vacío pero no lo suficiente como
para levantar demasiadas sospechas, a Ánima se le iluminaron los
ojos. Goloso como ninguno de sus compañeros, un bombón de chocolate
junto a otros dulces despertó su atención. Pidió unos segundos más a sus amigos sin importar la desaprobación de Sirena. Ánima se dirigió al
bombón y lo tomó entre sus brazos a pesar de competir en igualdad de
tamaño con el pequeño duende. Se las ingenió para subir con él escalando
por la cuerda. En su subida, saltito a saltito hacia arriba, no pudo evitar que se le escapase del envoltorio el bombón. Éste se fue
abriendo hasta dejar escapar la bola de chocolate precipitándola contra la mesa de la
cocina haciéndose pedacitos por la caída y desperramándose en el suelo. Ánima refunfuño en la cuerda
con el envoltorio malamente agarrado entre sus manos. Sirena y Edén le
instaron a que subiera y Ánima soltó de mala gana el papel.
Ya arriba, subieron la cuerda. Sirena le dio un pescozón a Ánima y luego un abrazo. No pudo disimular la preocupación de tan arriesgada acción. Ánima supo disimular su alegría ante el reconfortarte achuchón, haciéndose el valiente. Finalmente, se dispusieron a tapar la entrada del techo para ocultar sus huellas. Fue entonces cuando la luz de la cocina se encendió de repente.
Un hombre joven entró en la cocina y se drigió a la nevera. Se detuvo al oír un sutil "Crunch", efecto de sus pisadas. Levantó el pie y se percató de un bombón despedazado en el suelo. Los trocitos parecían dirigirse hacia la mesa, cerca de donde él solía dejar los dulces. En toda la mesa había pequeños restos, migajas, como si a alguien se le hubiera caído pan o harina. El hombre llevaba algunos días desconcertado, pues no era de extrañar encontrarse cosas movidas de sitio cuando se ausentaba de la casa o al irse a dormir. No recordaba dejar cosas que más tarde parecían haberse movido de sitio o en el caso de los cajones, vaciado. Algo echaba en falta cada pocos días en la casa, principalmente en la cocina. Desconcertado, tampoco le quiso dar muchas vueltas al asunto. Había trabajado hasta tarde y tenía sueño. Eran las tres de la madrugada y sólo se había levantado para beber un vaso de agua. Se limpió el trocito de chocolate de su pie con una palmada y con papel de cocina, el suelo. Bebió agua y apagó la luz al salir.
"En esta casa hay duendes".
Ya arriba, subieron la cuerda. Sirena le dio un pescozón a Ánima y luego un abrazo. No pudo disimular la preocupación de tan arriesgada acción. Ánima supo disimular su alegría ante el reconfortarte achuchón, haciéndose el valiente. Finalmente, se dispusieron a tapar la entrada del techo para ocultar sus huellas. Fue entonces cuando la luz de la cocina se encendió de repente.
Un hombre joven entró en la cocina y se drigió a la nevera. Se detuvo al oír un sutil "Crunch", efecto de sus pisadas. Levantó el pie y se percató de un bombón despedazado en el suelo. Los trocitos parecían dirigirse hacia la mesa, cerca de donde él solía dejar los dulces. En toda la mesa había pequeños restos, migajas, como si a alguien se le hubiera caído pan o harina. El hombre llevaba algunos días desconcertado, pues no era de extrañar encontrarse cosas movidas de sitio cuando se ausentaba de la casa o al irse a dormir. No recordaba dejar cosas que más tarde parecían haberse movido de sitio o en el caso de los cajones, vaciado. Algo echaba en falta cada pocos días en la casa, principalmente en la cocina. Desconcertado, tampoco le quiso dar muchas vueltas al asunto. Había trabajado hasta tarde y tenía sueño. Eran las tres de la madrugada y sólo se había levantado para beber un vaso de agua. Se limpió el trocito de chocolate de su pie con una palmada y con papel de cocina, el suelo. Bebió agua y apagó la luz al salir.
"En esta casa hay duendes".