Recuerdo la clase: la fría clase. Y el día: lluvioso. A
través de la vidriosa ventana, no había más pisos a los que subir salvo
la terraza. Salir fuera no tenía mucho más sentido que el de calarse los
huesos con la fría lluvia. Un día de paraguas en una sala helada. Las
clases de tecnología las dábamos allí, pero no era la única. No me
gustaba esa clase en demasía. Las bombonas de butano en las estanterías
superiores "nos protegían" de darles malos usos. De quemar algo. Algún
incidente aislado pasó, ajeno a los ojos del profesor. Tonos azules en
un día gris. Esa sala se grabaría con esos colores en mi cabeza. Me
gustaba perderme en mi mundo a través de esa ventana amorfa en la que no
se veía nada más que el cielo bosquejado, absteniéndose de las palabras
del profesor.
Dueños de nuestros propios sueños.
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