Que si la regla de los tercios, que si la composición áurea, que si el espacio negativo, que si la concisión....Paso, ¿sabes? Por hoy paso.
Paso de esas normas que están ahí para respetarlas. ¡Que no! ¡No me comas la cabeza! También paso de las otras. Sí, ya lo sabes: de ésas que están hechas para saltárselas. Y ya sé que son las mismas. Que si las respetemos, que si las infrinjamos, que si hoy tengo un motivo para acunarlas, que si hoy las doy una patada...
Mira, te digo la verdad: llueve. Ahora mismo llueve. Y es lo mejor. No está lloviendo mientras escribo esto, no...de eso hace ya unas 5 horas. Pero es ese momento al que me refiero.
Cierra los ojos y visualízalo conmigo: el aire fresco en la cara y las gotas que caen frías en el suelo dibujando una realidad paralela y distorsionada, deformada por las ondas de los charcos que pisas. Mucha gente se queda resguardada bajo los techos, incrédulas por no saber disfrutarlo.Y a lo lejos ves ese sol que ya está cansado de su jornada. Tu 50 mm no te muestra lo que quieres y has de cambiar a un angular. Por un momento tienes que refugiarte de la lluvia y cambiar los objetivos, a salvo de mojarse. ¡Ya está! ¡Apunta y dispara! ¡Ya está! ¡Pasa de todo y de todos!
Una serie de 6 fotografías: rápidas y despreocupadas. El agua sigue cayendo y la cámara se moja. A la mierda con las normas y los consejos que te sobrecalientan las neuronas. No es la foto, es estar ahí mojándote. No necesitas otro motivo para respirar y llenar tus pulmones de un buen chute de humedad.
Y te lo digo: oír los "¡plic, plic!" de las gotas, del cielo a tus dedos entrelanzados a tu cámara, mirar a través de ella esa huída del sol y con todo, sentir las gotas escurrirse entre tus manos. Es de las mejores sensaciones que sentirás ese día.
Y se escapan de las manos. Pero ya te lo dije: no me importan las reglas. Si eres de esas personas que alguna vez han estado refugiados bajo un paraguas en medio de una torrencial lluvia sólo por oírlas caer o si eres de los que se acercan a las ventanas cuando repiquetean las gotas, entonces sabes de lo que hablo. Pero sobre todo, si más que nada sabes que merece la pena salir ahí y mojarte, poniendo todos tus sentidos en esa "ducha gratuita", entonces sabrás que ese día no importaba la foto y las normas.
Importabais la lluvia, la cámara, el momento y tú.
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